El nuevo nómade

Podemos aprender de nuestros antepasados sobre emprendimiento?

Eran las 12:55 y aun no abrían la puerta del restaurante donde había quedado en almorzar con una de las personas más emprendedoras que conozco: Alonso, el valiente empresario arequipeño que comenzó vendiendo celulares para sacar adelante a su primer hijo cuando recién tenía 23 años y hoy participa en 4 compañías y da trabajo a más de 180 personas en todo el país. Mientras esperaba en mi carro para no morirme de frío, miraba atentamente por el espejo retrovisor su flamante llegada especulando con qué transporte exótico llegaría esta vez ya que es fanático de los autos y de las motos.

Sin embargo ante mi sorpresa no llegó en un auto último modelo ni en una de sus motos engreídas (tiene 3) sino con un auto bastante antiguo. Ya sentados en el restaurante me pidió disculpas por el pequeño retraso que tuvo por un inconveniente con el auto, que como yo misma había presenciado en mi modo stalker, ya tenía varios añitos encima. Habrá tenido que renunciar a sus engreídos por entrar en modo crisis? me preguntaba en silencio claro para no parecer impertinente. Menos mal que no tuve que preguntar nada para obtener mi respuesta. Alonso comenzó nuestra reunión con una poderosa reflexión, me decía que esta pandemia le había demostrado el exceso de comodidad en la que sentía estábamos como humanidad y específicamente como empresarios.

Nos hemos acostumbrado a estar en modo automático, sólo acelerando y frenando nuestra velocidad con un simple movimiento de pie olvidándonos que los más importantes cambios dependen de nuestra muñeca. Viajamos por la vida apretando botones que nos abran ventanas si es que necesitamos aire o lo que es peor, ya ni siquiera las abrimos porque ahora existe el aire acondicionado y nos perdemos de mirar hacia afuera, sacar la cabeza, entendiendo que el clima no está bueno para la mayoría. Ahora podemos viajar en piloto automático y programar el camino en modo crucero, es decir, una velocidad promedio libre de stress y sobre saltos.

Hasta los choques ya algunos autos los pueden predecir o evitar activando una alarma a prueba de distraídos. Sin duda Alonso no se estaba quejando de las bondades de los autos modernos pero estaba usando sus funcionalidades para explicarme que si bien los avances tecnológicos nos facilitan la vida, pueden volver nuestros sentidos y capacidad de reacción lenta, oxidada y hasta ociosa. Por eso él había tomado la decisión de manejar un auto antiguo como un recordatorio constante de estar siempre en alerta y despertar todos esos sentidos que tenía dormidos.

Me gustó su analogía pero sobre todo que la ponga en práctica y se obligue a salir de esa comodidad que a veces nos hace estar dormidos en vida y ciegos ante lo que pasa a nuestros costados, porque resulta que vivimos aferrados a nuestro timón y mirando sólo hacia adelante. Mientras lo escuchaba no pude evitar recordar mis clases de historia. Estaremos como humanidad y como empresarios enfrentando las consecuencia de un exceso de sedentarismo no sólo físico sino también mental? Estaremos ante un re descubrimiento o re interpretación de las ventajas de ser nómades? Con mis preguntas no sólo me refiero al fenómeno llamado “nómades digitales“ una nueva modalidad laboral para quienes quieren trabajar desde cualquier parte del mundo y que hoy es intensamente promovida por países como Mexico o Dubai con incentivos y visas especiales.

La pandemia, el distanciamiento social, la crisis económica no sólo nos ha demostrado que hoy podemos trabajar para, con, desde, cualquier parte del mundo sino sobre todo nos ha hecho volver a nuestro instinto más básico: Sentirnos en modo supervivencia y como en el caso de nuestro antepasados, buscar preservar la vida y la salud.

Así como en la pre historia nos buscábamos la vida buscando la comida afuera y no esperando a que venga un motorizado con su bolsita de delivery, protegíamos de sobre manera al medio ambiente porque éramos absolutamente conscientes de que dependíamos de él o estábamos en constante movimiento para descubrir nuevas oportunidades y en modo alerta de potenciales amenazas, creo que la terrible crisis que estamos viviendo tiene que recordarnos que nada ni nadie, ni siquiera la máquina más poderosa, moverán las cosas con más fuerza que nuestro sentido de supervivencia.

Quizás toca plantearnos ponernos en modo nómade mental porque hoy el exceso de ser sedentario puede dejarte como un profesional primitivo.

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