La mejor amiga de una emprendedora es otra emprendedora

La conocía de muchos años atrás pero tengo que reconocer con verguenza que nunca había trabajado con ella. Verguenza porque me hubiera encantado tener la lucidez de haberla contratado cuando yo era gerente de una marca y ella la rompía con su emprendimiento. Así que cuando me tocó ser yo la emprendedora al decidir renunciar a mi trabajo y tenía un mar de confusiones, tenía algo super claro: Necesitaba juntarme con Cristina y pedirle consejos.

Recuerdo que ella accedió de inmediato a pesar que nos habíamos hablado probablemente no más de dos veces en nuestras carreras profesionales. Aun recuerdo ese encuentro y la mesa de la panadería donde nos encontramos, ella con su café y yo con mi jugo de papaya con naranja. Nos quedamos casi dos horas conversando, ella contándome su historia y yo apuntando en mi mente todo como niña aplicada. Hubieron 3 cosas que me llamaron mucho la atención.

1. Su honestidad para contarme su experiencia emprendedora sin filtros ni edulcorante.

2. Su generosidad de regalarme tanto tiempo y consejos sin estar a la expectativa de qué podía yo darle a cambio.

3. Su valentía que era contagiante y más nutritiva que mi jugo.

Pero lo que pudo ser un café por compromiso o un encuentro puntual se convirtió en el nacimiento de una amistad laboral y personal. charlas, cursos, co creación, recomendación de clientes y sobre todo esas genuinos deseos de que le vaya bien y mejor a la otra.

En este mes donde escucharemos a marcas, personas, organizaciones hablar de la mujer, la sororidad y todo lo que tenemos en agenda para lograr la tan ansiada equidad, quería celebrar, felicitar y agradecer a una mujer que demostró con acciones y no sólo con likes, que la mejor amiga de una emprendedora puede ser otra emprendedora. Gracias Cristina Quiñones.

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