A ver chapa esa flor

Los conocí en una de mis primeras transmisiones por instagram live, primero eran solo dos nombres que me hacían preguntas inteligentes, de esas que haces cuando estás verdaderamente prestando atención. Tiempo después y en plena pandemia Ethel me escribió por ig, contándome que algunas de esas clases por redes la habían ayudado junto a su socio y pareja Guille, a crear Chapa esa flor, una florería con propósito.

Pero si bien hoy podría usar tan interesante y lindo emprendimiento para enseñarte con su ejemplo sobre propósito, quiero que nos ayude a entender algo tan trascendental como eso: Bautizar a tu emprendimiento. Así es, decidir el nombre de tu negocio es clave y aquí no vale la ley del mínimo esfuerzo como ponerle Boby a tu mascota (sí ya sé que la mayoría de veces es porque tu hijo le pone el nombre, pero igual, enseñémosle a nuestros hijos a desarrollar su imaginación 😉 )

Un buen nombre debe ser claro, sexy, memorable, convocador. No tiene que ser literal sobre lo que haces, puede sugerirlo y construir así una complicidad con tu potencial audiencia. El nombre también determina la personalidad de tu marca, su carácter, su fuerza, su sentido del humor, sobriedad, innovación y todas aquellas características que queremos asociar a nuestra empresa.

Pero cuidado, elegir el nombre de una marca o empresa puede ser de los ejercicios más subjetivos y complejos de la tierra y renombrarlas peor (me han tocado varios padres de criaturas defendiendo sus nombres originales con uñas y dientes). Así que no peques de preguntón y armes un focus group improvisado hasta con tu vecina. Deja la decisión a un petit comité y elígelo con estómago es verdad pero también por argumentos objetivos.

Aprovecho de desearte feliz navidad, yo ya lo hice a mis clientes con Chapa esa flor, mira el resultado.

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