Oda a la incomodidad

Para cómodas las sillas

“Quisiera que no me afecte y tener una enorme piel de chancho” Le decía a una amiga coach. “Para que no te afecte tendrías que estar muerta”, me respondió sabiamente. Le estaba transmitiendo mi sentir luego de formar parte del lanzamiento de una de esas campañas que buscan eliminar tabúes, y que lo reconozco, son de las que más me apasionan trabajar. Pero como ella misma me recordó no era la primera vez que tenía estos sentimientos y menos aun sería la última. Esta sensación de decepción por el doble discurso de alguno de est@s líderes empresariales que pregonan unión y empatía entre peruanos pero despotrican abiertamente en redes sociales públicas sobre quienes no piensan como ell@s.

De indignación por la falta de coherencia entre los que se llenan la boca hablando de equidad en foros que los hace ver guap@s para el Linkedin pero en la vida real no mueven un dedo, o bueno uno para dar like al hate o criticar y esconder la mano real para hacer cosas. De fastidio al ver como para algun@s disrupción es su palabra sexy para charlas empresariales pero cuando se trata de la vida real son los protagonistas perfectos para la secuela de Jurassic Park. Y hasta diría que de tristeza porque una de las palabras más hermosas del diccionario LIBERTAD, se ha convertido por algunos colectivos en una mala palabra y para ello la maridan con insultos y hasta le suman posturas ideológicas y políticas. Vivir, sentir, exponerte, a todo lo que te estoy describiendo es incómodo y mucho.

Lo es tanto que hay quienes prefieren bajar los brazos, nunca levantarlos o como me decía un amigo quedarse callado porque “qué flojera”. Lo es tanto que hay marcas que a pesar de que en principio tienen un propósito valiente que han gritado al viento, prefieren moverse cautamente para no pisar ningún cayo inconveniente. Pero si resulta que tú o tu marca quieren romper barreras, prejuicios, paredes, taras, diferencias, divisiones te doy una mala/buena noticia (es un mix creeme): Vas a sentirte muy incómodo. Vas a dormir pésimo el día antes del lanzamiento porque el insomnio se apoderará de ti y ni la melatonina podrá salvarte.

Tendrás un hueco en el estómago que no llegará a sentirse como gastritis pero te quitará el hambre. Te dedicarán algunos adjetivos, emojis y verbos poco felices que aunque digas que no te afectan, te van a doler porque lamentablemente no solo el papel sino el mundo de las redes aguanta todo. Te cuestionarás de por qué te tuviste que meter en camisa de 11 varas y no estás haciendo bailecitos en tiktok que a nadie le molestan o posteando video de gatos que siempre traen corazones. Te dará miedo así te hagas él o la valiente porque correrá por tu mente así sea por unos segundos, la idea de que esta acción te puede quitar clientes, seguidores, amigos.

Le pedirás a una amiga coach que te samaquee y te haga recordar por qué haces lo que haces. Harás una columna que te resultará incómoda escribir porque expondrás tu vulnerabilidad pero será importante para dejar de romantizar la idea de combatir tabúes, porque amig@s romper tabúes duele, cuesta, cansa, asusta, expone, incomoda pero sino fuera así no estaría siendo real y solo formaría parte de una frase bonita. Si quieres cambiar algo incomódate y mucho porque para cómodas las sillas.

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